"A Carlos Giménez le sobra gracia e imaginación para narrar lo cotidiano, esas aventuras que no son una aventura aunque nos parezca que lo son y en las que nos vemos metidos nosotros o el amigo fantasmal de turno —fantasma no en el sentido de aparición terrorífica, sino en el sentido del tipo insustancial y pavero que así acrecienta o cree que acrecienta su personalidad— y que son el vecino de escalera, el compañero de oficina, el rival en tu profesión... Son unos tipos que Carlos Giménez los borda".
Francisco Candel
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