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Biblioteca UV

Club de lectura: Leer, crecer, ayudar: Ponencia 2: La tensión entre el estrés y el reposo

Club de lectura de CC. de la Salud

La tensión entre el estrés y el reposo. Rubén Tovar

La tensión entre el estrés y el reposo.
Rubén Tovar

El estrés y el reposo no se explican el uno sin el otro, y confeccionan los dos extremos de una cuerda donde cada una tira para un lado y en la que, como se suele decir, en el punto medio está la virtud.

Los fisioterapeutas siempre promovemos romper el reposo e iniciar lo antes posible la actividad, pero hay que decir que es igual de importante el reposo que la actividad. Por eso en un tratamiento necesitamos conocer los tiempos de recuperación y los límites de la actividad para así llegar a ese punto medio, porque al final el reposo es necesario para poder hacer actividad.

Desde el siglo XIX, hay estudios donde avalan la importancia del reposo, aunque en aquella época se le daba demasiada importancia a este tema, e incluso se crearon lugares específicos para solamente descansar sin permitir hacer otra actividad. Así, aunque es cierto que los pacientes mejoraban con el reposo absoluta, la realidad es que ambas cosas son necesarias, y es necesario aportar los estímulos de actividad oportunos permitiendo el descanso adecuado.
 

Foto segunda ponencia


La hormesis hace referencia a la idea de que ante un estrés al cuerpo, este está obligado a adaptarse, de manera relacionada a lo que quiere indicar el dicho popular de que “lo no te mata te hace más fuerte”. Pero sin embargo, si se produce un estrés hormético, es decir, un estrés demasiado grande o demasiado continuo, la capacidad de adaptación se agota y se produce el efecto contrario.

Una explicación parecida tiene el fenómeno de supercompensación, en el que después de entrenar hay una ventana de tiempo en la que puedo mejorar mis capacidades si vuelvo a entrenar. En cambio, si no lo hago en ese periodo no genero adaptaciones y no se produce mejoras, solo un mantenimiento; pero si lo hago antes de que se abra la ventana, no se produce una mejora y se produce una pérdida de capacidades. Por esto es necesario ese reposo, que nos va a permitir poder realizar esa actividad, pero no se entienden una sin la otra, ya que se necesita crear ese punto medio en la cuerda.

Además, en su momento había dos corrientes a nivel de la filosofía, los estoicos y los epicúreos, donde abogaban por cosas diferentes: los primeros, por el esfuerzo y por aprender a dominar las emociones; y los segundos, por la búsqueda de placer y por eliminar el sufrimiento. Dos corrientes que se pueden comparar con el estrés y el descanso, y que tienen la misma reflexión: ni una ni otra, en el medio está la virtud.

Actualmente, se puede encontrar el estoicismo moderno, asociada con el dicho de “no pain no gain”, que agrupa a personas que, generalmente, tienen mentalidad de empresa (“ser director de tu propia vida”) y que dicen que no es necesario dormir mucho, que solo pierdes el tiempo. Y con respecto a lo último, hay que decir que si duermes poco y encima tienes un exceso de estrés, tu sueño va a tener una calidad muy mala, lo que a la larga repercute en probables problemas de salud. De forma parecida aparece la antifragilidad, ya que se dice que aumenta la resistencia con el estrés, pero hay que tener en cuenta en que el dicho de “cuanto más mejor” no es del todo cierto, ya que todo, incluso lo robusto, tiene un límite.

Y parecido a estas corrientes aparece una pseudociencia, el método Wim Hof, que consiste en meterse en agua fría, respirar y meditar. Y según esta pseudociencia, gracias a esto puedes evitar enfermedades, porque se regula el pH. Si bien es verdad que si sometes al cuerpo a un estrés va a producirse una mejora, de nuevo debemos contemplar el problema del exceso en este sentido.

En nuestra profesión, podemos encontrar dos modelos: el modelo de provocar, donde sufro hoy para estar mejor mañana; y el modelo de aliviar, donde el tratamiento nunca debe provocar daño, y si lo provoca no está haciendo un bien al paciente. Y no es uno mejor que otro de manera global. Aunque en casos concretos puede ser mejor uno que otro, en la mayor parte de los casos se necesitan el uno al otro, por lo que la clave es el equilibrio entre ambos.

Además, nosotros como personas somos seres emocionales, no racionales, ya que tenemos nuestro punto de vista de las cosas, en este caso un modelo preferido, y al final siempre le vamos a acabar trasladando esto a nuestro paciente. Debemos tener en cuenta que las creencias influyen en el comportamiento, por lo que los pacientes, con sus propias creencias, también tienen reacciones diferentes a cualquier tipo de situación. Por eso mismo, no todo es bueno o malo, siempre hay que valorar dónde está nuestro paciente y qué necesita, ya que según la situación en la que esté nuestro paciente probablemente se pueda beneficiar más del estrés o del reposo.

Por último, hablamos de la procrastinación, y es que aunque se vea como una cosa mala, es necesaria, porque muchas veces está procrastinación es productiva, ya que no haces lo que te toca porque estás haciendo otras cosas, como descansar, por ejemplo. Y aquí vuelve a aparecer la importancia del equilibrio, ya que si solo te centras en tu trabajo o en tus estudios estarás procrastinando en tu vida social, y viceversa.

Al final, a modo de resumen, todo son binomios de pares de fuerzas donde el equilibrio es la clave.

 

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